Las enfermedades dermatológicas agrupan un conjunto de trastornos de sintomatología tan amplia que muchas veces se hace complicado recibir un diagnóstico preciso. La genética ayuda al diagnóstico diferencial y a predecir el riesgo de que tus familiares padezcan dicha enfermedad.
La detección de alteraciones en genes que codifican proteínas expresadas en piel o melanocitos puede ayudar a prevenir la aparición de enfermedades mediante el establecimiento de controles médicos rutinarios más frecuentes u otras medidas de prevención como proteger correctamente nuestra piel.
En el caso de que la enfermedad ya se haya manifestado, el diagnóstico ayudará a pautar el tratamiento más adecuado a cada paciente.
La piel seca o escamosa, el enrojecimiento, picor o la cicatrización anormal de heridas pueden ser síntomas de una enfermedad genética dermatológica subyacente como la hipotricosis, la epidermólisis bullosa o la ictiosis congénita.
Detectarlas cuanto antes permite asegurar un mejor pronóstico y evitar las consecuencias fatales de las enfermedades más graves.